Entrada. [libre]

Despues de dejar a los chiquillos detras, marche a palacio, habian perturbaciones de reiatsu, y a jurar por el grado muy posiblemente peleen arrancars entre ellos, la cosa preocupaba, pero a la vez me incitaba a unirme a ellos y pelear, para solo pasar el rato. Notaba el reiatsu de Fufiroth, y el del chico del pelo naranja, la cosa me ilusionaba, andaba aburrido, y posiblemente pueda conseguir datos de interes. Segun iva avanzando, las trampas activadas por el anterior arrancar Aizen, ivan apareciendo. Desde un hollow de arena completamente, hasta miles de fosos de arena que conducian al bosque de los menos, hasta arrancars enanos e inutiles, que sobreviven alimentandose de las sobras. Segun avanzaba mi camino, mi sonrisa era mas notoria, la diversion y excitacion del lugar aumentaba, el olor a muerte recorria por completo mi cuerpo, llegando a enloquecer aquella verdadera personalidad, aquel solitario Tou, que solo anelaba la pelea y estar solo, mi verdadero ser seguia intentando controlarme, y desde aquel fatidico dia en el que perdi mi fuerza, sus ataques se volvieron mas constantes y pesados, me empezaba a artar de todo esto.
Cuando llegue, salieron varios arrancars, posiblemente esten aqui para usurpar el trono, cosa que me interesaba lo mas minimo, lo unico que sabia es que eran bastante debiles e inutiles, esto no parecia nada aquella epoca, solo existian debiluchos, chulos y arrancars hibridos o lo que dios quiera decir (Natsu xD).
Me pare frente a esos arrancars, me miraban fijamente, como si quisieran mi alma....o la de mi zampakoutoh que extrañamente tenia vida propia. Esta se solto sola de mi espada, y cayo en mis manos, con un pequeño movimiento corte a los 4, y me sente en una gran roca de la entrada. Apoye la espada a mi lado, y meti en mi boca un palo para mantenerme tranquilo, apoye mi espalda contra la pared, haciendo asi mas comoda la estancia en el lugar, y me quede mirando a Sparda, absorbia la sangre... ella se alimentaba, extraña vez lo hacia... note, que me saciaba de beber, apesar de no hacerlo, me di cuenta seriamente de que aquella espada, era la que portaba mi antiguo poder, cosa que realmente no me extraño.
Cerre los ojos, y deje mi cabeza gacha, apoye el brazo en mi rodilla, la cual llegaba casi por la cabeza, pero resultaba incomodo al tener la otra pierna estirada.....

Lam llevaba no póco tiempo caminando por el palacio, sumido en sus penamientos, había incluso atravesado el interior soleado unos momentos antes, mucho mas agradable que el resto de oscuros pasillos y salones que componian el complejo palatino.

Llegó al poco tiempo a la salida del edificio, una enorme puerta con un umbral enorme y espacioso, ya estaba atravesandola cuando vió parado de pie a otro arrancar, cuyo reiatsu sitnió en el desierto mucho tiempo atrás, pues le resultaba familiar. Pero no recordó a quién podía pertenecer, probablemente a alguien sin importancia ya que si Lam lo había olvidado era porque realmente serviría de poco recordarlo, aquella familiaridad que sentía era la misma familiaridad que se siente al abrir la nevera y oler algo podrido. Simplemente algo que no desechas por no tocarlo. Así que allí lo dejó y se lrgó del lugar. De esta forma comenzó su larga caminata por el desierto de Hueco Mundo.