Me detuve en aquel funebre lugar, observando algunas almas en pena, atadas a su cuerpo, sintiendo el sufrimiento de sus cadenas del destino, - Lo lamento, ese trabajo ya no me pertenece. - dije con total tranquilidad para ponerme sobre una de mis rodillas en el suelo, cerrando los ojos mientras buscaba los rastros de energia de mi lider, puesto que le habia sentido por estos alrededores y eso significaba que no podia haber ido tan lejos. sin embargo su energia era opacada por la de todas aquellas almas en pena, las cuales se mantenia dolidas...por suerte ninguna era un hollow. Al menos no aun. Que flojera era todo aquello, pero al parecer no habia manera alguna de encontrarle con toda aquella energia ocultando su rastro. No quedaba de otra, tendria que hacer el trabajo que aquellos flojos shinigamis deberia de estar haciendo.
Apareci mi Zanpakuto, y moviendome a velocidades extremas comence a tocar las frentes de todos los presentes con el mango de mi espada, realizando aquel ritual que no habia hecho en casi un siglo, sabiendo que esto podria serme dañino, pues podria alertar a los shinigamis que alguien mas habia estado haciendo su trabajo. Que mas daba no tenia tiempo para preocuparme de eso, ademas con lo mucho que parecian olvidar su trabajo uno podia darse cuenta que lo mas probable es que ni notarian aquello. El ultimo. Ahora todo era mas claro, y los rastros de energia de la lider de los Vizards eran faciles de seguir. Pero...tambien podia sentir una prescencia gigantesca en una parte de la ciudad...y ella se dirigia hacia alla? Que estaba loca? Mas me valia apurarme.