Kanda Bount Experto
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| Tema: Habitación de Kanda Lun Sep 20, 2010 5:12 pm | |
| Una habitación casi de hotel de cinco estrellas se abría paso tras una puerta de roble de pomos dorados con el símbolo de los Bount.
Sobre un suelo rojo de distintas tonalidades se hallaban sillones de colores claros, vainilla o blanco, y muebles propios de una habitación de cinco estrellas, con aseo, un mueble-bar, lamparillas en las dos mesitas de noche en donde en una de ellas descansaba una curiosa foto que sólo Kanda puede ver y una cama doble con cubrecama azul marino, con cabecera plateada y paredes negras o azules marino.
Las ventanas con alféizar de mármol poseían nobles vistas a unos enormes y cuidados jardines.
Los secos pasos del peliazul le llevaron a asentarse en uno de los laterales de la cómoda cama, dejando su Doll a su lado, apollada en la pared con cautela, tomando después la foto del plateado marco, donde estaban él mismo y la actual Capitana de la Segunda División, una chica que, como él, tenía un duro carácter, y con ella tenía una secreta pero buena amistad, de la que no daría conocimiento a nadie. MUGEN:- Echas en falta a esa Capitana, ¿verdad?- inquirió adivinándole los pensamientos a su dueño Kanda Yuu, quien viró la azabache mirada hacia su Doll. Sinceramente, los recuerdos compartidos con esa mujer, con esa Shinigami.. No encontraba motivos para detestarla, sino para admirarla y agradecerle que le haya salvado, lo mismo que él hizo una vez para pagar la deuda. KANDA YUU:- Mugen..- musitó el peliazul, y pudo ver que ambos pensaban lo mismo, a través de los labios que se abrían desde la azabachada saya, aunque no tuviera ojos, ni oído, ni tacto. Le bastaba con el reiatsul el corazón que comparía con su Doll, que ya era decir.- Sí.. La añoro. Todo lo que pasó, debe quedar entre nosotros, ¿entendido?MUGEN:- Por supuesto.- Y los labios que antes nacieron de la saya de la chokuto se desaparecieron por sí solos, como una herida que se cerraba rápidamente. Kanda se levantó tomando su Doll y se la posó a las espaldas, anudándola con un cordel negro. Sin mencionar palabra alguna, echó un último viistazo a su habitación, y salió afuera, cerrando suavemente la puerta con ellave, que después se las guardó en un bolsillo. Debía pensar en lo que hacer, mientras esperaba una msiión. [Cambio de Escena]
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