Jarelh vs Ulquiorra

La ciudad de Karakura estaba en pleno luz del día. Las personas parecían felices haciendo sus quehaceres, niños jugando futbol en los parques, adolescentes disfrutando de un helado primaveral, mujeres con bolsas llenas de víveres y hombres con maletines hablando por celular, muy ocupados para detenerse a ver el hermoso día que los rodeaba.

Todo aquello lo observaba Ulquiorra desde su privilegiada vista sobre la ciudad. Había abierto una garganta para ello y ahora esperaba que algun shinigami viniera a ver que había sido ese rompimiento de reiatsu sobre los cielos de la ciudad.

Pero como siempre los Shinigami se demoraban mucho en acudir. Por lo general, Ulquiorra tenía mucha paciencia y hacía todo de acuerdo a sus planes detallos y bien pensados, por lo que a pesar de desearlo se dejó estar en ese lugar sin causar daños significativos como haber lanzado una orda de gillians contra la ciudad, ni haber destruido el centro comercial con un hermosos cero.

Sólo quedaba esperar.

Ulquiorra observó a la distancia lo que el Shinigami estaba haciendo. Le pareció que no hacía absolutamente nada, sólo hablarle como si se tratara de la gran cosa. Ulquiorra mantuvo sus manos dentro de los bolsillos intentando ignorarlo, pues le resultaba irritante estar con un sujeto tan altenero cuando no tenía la fuerza para haber creido tanto.

- No peleo con Basura. Lárgate y trae a alguien más fuerte.

Le dijo sin bajar del lugar, quedandose ahi en la altura, observando al horizonte. De seguro un capitan o un teniente de Gotei 13 estaría en camino. Era hora de poder comprobar sus verdaderos poderes en cuanto ellos llegaran.

El viento estaba soplando algo más fuerte. Pero tenía paciencia, esperaría todo lo necesario.

Ulquiorra no estaba realmente concentrado en ese irritante zumbido de mosca que lo perseguía, sino que sus ojos permanecían abiertos y en espera de alguien con un reiatsu que valiera la pena. Sin embargo sólo había llegado un sujeto tan debil que le sorprendía que aún estuviese vivo en presencia de una presión espiritual tan grande.

Sacó la mano de su bolsillo lentamente. Miraba el cielo, esperando que se abriera un senkaimon y de éste apareciera algun capitan listo para enfrentarse o morir en el intento. Pero las palabras de aquel Shinigami lo irritaban, por lo cual, apuntó su mano el dirección a éste y rayos de electricidad verdosa y roja aparecieron alrededor de su brazo.

Fue entonces, que cuando paró de hablar, sin si quiera mirarlo, disparó una bala en dirección al Shinigami.

De alguna forma, extrañamente, ese Shinigami había esquivado la bala que Ulquiorra le había lanzado. Eso acababa de aumentar su interes por lo cual se volteó a mirarlo con detención para asegurarse de que efectivamente, ese insecto, esa basura de shinigami, había podido esquivar o defenderse de la bala que le dirigió.

- Uhm... ¿Cómo es posible que esquivaras eso? ¿Sería suerte?

El shinigami se dirigio a atacarlo, lanzando un corte en dirección a Ulquiorra. El arrancar ni si quiera se movió, apenas sacó una de sus manos del bolsillo y golpeó el corte para que se desviara.

Con la misma mano, apuntó en dirección al shinigami. Desde todo su brazo se podía ver como corrientes de electricidad lanzaban pequeños rayos rojos y azules. Justo en ese momento, lanzó una bala en dirección al Shinigami, con toda la intención de acertarle, mirandolo fijamente y no como antes que sólo había intentado sacarse a un pedazo de basura de encima.

Nuevamente los parpados de Ulquiorra se agrandaron un poco al notar que el Shinigami podía esquivar su bala. Las balas eran el ataque hollow más rapido de todos, tal vez no fueran tan efectivos y letales como los cero y otros ataques de cada arrancar, pero si eran rapidos, tanto que para alguien con un reiatsu tan bajo como el de aquel Shinigami habría resultado imposible evitar.

Pero ese Shinigami había zigzagueado de una forma algo eficiente. Tal vez no se tratara de basura despues de todo.

- No entiendo, tu reiatsu es basura y aún así puedes ver mi bala.

Y cuando el golpe del Shinigami se estaba acercando, Ulquiorra utilizó sonido para esquivarlo y apareció justo delante de Jarelh.

Con un leve movimiento de su mano lanzó un poderoso ataque, una bala. No había forma que si fuera suerte lo pudiera evitar por tercera vez. Si eso sucedía, entonces, tal vez, valdría la pena desenvainar su zampakutoh.