Al fin, despues de subir una enorme duna, la gran cupula del palacio de las noches se alzó frente a ellos, como menosprendiandolos por su pequeño tamaño en coparacion. Allí arriba, en lo alto de aquella majestuosa duna los 4 alados se detuvieron mirando el aún mas majestuoso palacio.-Sin duda alguna es un lugar digno de un rey, Fufirot-sama. Lam calló unos segundos y luego prosiguió-A pesar de que ya me advirtió en su momento de su colosal tamaño mi mente no fué capaz de abarcar algo así, nunca me había acercado tanto al palacio, su tamaño es sobrecogedor...debemos de estar a unos 3 o 4 kilometros...a menos que mi vista me esté jugando una mala pasada. Quedó pensativo un momento.-Hay algo que debo preguntarle Fufirot-sama, si me permite...¿Nos dirigumos a Las Noches con la intención de dar a conocer al resto del Hueco Mundo la alianza o simplemente planea ''reservar'' el trono? Lam miraba con una pizca de curiosidad a Fufirot. ''Estando frente al palacio la idea de conquistar Hueco Mundo no parece tan lejana, me pregunto si algun otro arrancar será capaz de plantarnos cara una vez lo tomemos'' Y allí arriba, junto a ellos se alzaba un pequeño arbol de cuarzo, que reflejaba en sus ramas las noches y el cielo de Hueco Mundo, así como los ojos de Lam, que lo contemplaba mientras esperaba la respuesta de Fufirot. La arena se movia hacia abajo arrastrada por su propio peso en ambos lados de la duna, de forma que a los pies, tanto en la parte que daba a las noches como en la que estaba tras las espaldas de los 4, acabaa formando dos pequeñas dunas.