Luego de recorrer lentamente paseando con tranquilidad por el Seireitei entró al cuarto escuandron y cerró la puerta de su despacho, un lugar bastante humilde en el cual había tan sólo un bonzai y un hervidor de agua para hacer te. Beth se sirvio una taza y se sentó en su despacho leyendo lo que se estaba acumulando en su escritorio por el trascurso del día en aquel tribunal. Puso su frente en la mesa suspirando cansada... pensar tan solo en todo ese trabajo era agotante, pero más que eso... estaba un poco preocupada por Hitsugaya.
- Me pregunto como estará pasando este mal momento el pobre joven Hitsugaya... espero que no este mal con este alboroto.
El pequeño era muy sensible, y la verdad... se sentía horrible por la situación en que lo habían puesto. Era una persona de tan buen corazón que no dudaba un segundo en que todo aquello lo debio haber estado lastimando en demasía.
- Espero que este bien.... realmente lo espero...