Despacho del Capitán

COn gesto malhumorado y desganado, la shinigami del quinto escuadrón entró al despacho del capitán, pues había sentido el reiatsu de alguien ahí, solo que no le parecía el de un capitán propiamente dicho. La habitación era bastante grande y casi no tenía ni un sólo cuadro en la pared, por lo que al final lo único que llamaba la atención era la presencia de un escritorio bastante grande y pulido iluminado por la luz de la luna que entraba por la ventana cerca a este.

El polvo del piso se veía un poco más fino de lo esperado en una habitación abandonada durante tanto tiempo, y las telarañas que habían albergado antes a tantos insectos para alimento de su creadora aún podían verse de manera salteada entre las vigas que sostenían el techo de tal lugar. Sinceramente para la mujer rubia aquel lugar no era la gran cosa y sentía que las autoridades o quien estuviese a cargo de ese lugar tenía mucho, pero mucho que hacer para que el sitio dejase de parecer la sala de recibimientos de una mansión en ruinas.

-Buenas noches... También has recibido el mensaje de la mariposa? - Haruna entornó los ojos como diciéndose "Tonta si no fue así porqué estaría en este lugar" y pensando que ya era demasiado de tantas tonterías por su parte decidió mejor acercarse al escritorio para ver la computadora cuya pantalla estaba encendida y que al parecer decía algo importante, o por lo menos eso esperaba la joven, pues aún se sentía molesta por dejar aquel duelo pendiente a pesar de que los resultados del inicio de su duelo no era precisamente lo que ella estaba deseando mostrar.

-Bueno creo que ya nos darán nuestras órdenes. Espero no me manden a hacer nada aburrido porque acabo de dejar algo medianamente importante para venir aquí- Haruna miró a su compañer de pies a cabeza y determinó que hasta ese momento ella no podía ser la capitana de esa división, puesto que no veía tanto reiatsu salir de ella; claro que la shinigami no era nadie para hablar, porque ella tampoco era la más fuerte shinigami de la quinta división, pero Haruna no podía evitar hacer ciertas observaciones para sí misma.

-Ah... Lo lamento, no me presenté. Soy Haruna es un gusto conocerte, es bueno saber que hay alguien más por aquí, lamento no haberte visto antes por aquí.- Haruna dijo esto sin desprender sus ojos de la pantalla brillante, pero esta sólo decía lo mismo que la mariposa, con la única diferencia, así de minima, de la indicación de que tenía que ir un grupo para arreglar el problema. La cosa era que no estaban diciendo nada, porque no habían dicho quienes eran los que deberían ir. Por más de un segundo Haruna empezó a dudar de la autoridad y eficiencia de sus superiores, pero guardó silencio y no dijo nada referente a ello, puesto que no quería quedar como una insubordinada.

La shinigami ahora comprendía todo. Esa chica había resultado ser más responsable de lo que ella hubiese podido ser alguan vez en su vida. Cierto era que el quinto escuadrón era el encargado de hacer todas esas cosas de convocaciones cuando había algún problema que resolver, pero ella no tenía el deseo de trascender en ese punto, por lo que si había alguien que pudiese hacerlo por ella, entonces ella no se esforzaría en ganarle.

Una pregunta acerca de lo que Haruna había dicho acerca de sus labores como shinigami se escuchó por parte de lajoven que estaba en ese lugar y la mujer de cabellos rubios suspiró pues no quería tener que decirle todo lo que pensaba, por lo que lejos de hacer un enredo inútil decidió encongerse de hombros y seguir con sus observaciones. Era cierto que nadie estaba en ese lugar, pero no era algo que le molestase tanto, ya que entendía que eventualmente alguien más poderoso llegaría a decirles lo que tenían que hacer, porque no quería ser ella quien se viese en la obligación de organizar las cosas.

-¿Labor? No aún no me han asignado una. Espero poder ser útil en lo que sea que me asignen eso sí, pero la verdad no puedo ni pensar que quisiera que me asigasen, sólo espero ser útil para la sociedad de almas.- La mujer sonrió mientras seguía mirando aquella pantalla con el mensaje mientras pensaba por qué a esas alturas no había aparecido ya un superior para decirles lo que tenían que hacer. Era como si el escuadrón número cinco fuese un escuadrón fantasmas que no tenía a nadie, absolutamente a nadie a su cargo.

-Parece que tendremos que esperar mucho o hacer las cosas por nosotros mismos, sea como sea seguro tendrá que ser pronto porque de otro modo la situación será insostenible allá en la tierra. Y creo que si no llega pronto un capitán tenemos que ponernos en la labor loable y maravillosa- dijo con sarcasmo- De liderar ese escuadrón o lo poco que hay de él, porque después de todo somos la milicia de la sociedad de almas y es nuestro deber.

Haruna suspiró y miró con desánimo hacia la ventana, pues pensaba que las cosas no iban a ser tan sencillas como ella deseaba que fuesen. El arrancar que estaba haciendo estragos no parecía ser tan débil, de modo que tenía la confianza para presentarse en ese lugar sin temer por su vida ya que era obvio que los shinigamis iban a darle cacería. COn todo esto lo único que podía esperar era que todo saliera medianamente bien, porque con su poder tan bajo no iba a lograr gran cosa tampoco.

-Si tienes alguna idea cuenta conmigo para ello- Dijo finalmente la shinigami a su compañera, pues era justo que se ofreciera a ayudarle luego de que ella estaba tomando las riendas de algo que ella no tomaría ni pagada.

La broma de la escoba no se le antojó tanto a una, por lo que con resignación había empezado a barrer lo que faltaba y el ruido de la escoba le impidió a la joven escuchar con más claridad lo que decía su compañera, pero el hecho de la mariposa infernal que regresaba hacia ellas era algo que ella no podía ignorar, por lo que dejando la escoba recostada en un pilar la mujer de cabellos rubios se acercó a su amiga y escuchó lo que dijo acerca de presentarse en otro lugar. Al parecer los superiores se habían hecho presentes al fin y ahora sí empezaría la verdera acción, porque la idea de estar barriendo toda la noche no era algo que le llamse la atención a la shinigami.

-Así que tenemos que ir ya a otro lugar? Pues eso es bueno, porque ya estaba aburrido, además que el hecho de que ese arrancar este dañando las cosas en el mundo humano no me agradaba para nada.

Helena suspiró puesto que la cosa parecía seria y sin decir nada se acercó a la puerta y salió de la habitación, en este caso se entendía que lo mejor era que saliera haciendo un shumpo pero debido a la ubicación del despacho, la mujer de los cabellos rubios pensó que lo mejor era salir por una de las ventanas del pasillo, y así lo hizo de modo que con un shumpo sacó su presencia de ese lugar.

-¿Qué tipo de misión será la que me asignarán? Estoy segura que será algo bastante largo, por lo menos queda la posibilidad de que tenga algo de emoción ese lugar. Ahora veremos si esos arrancar dan la talla, o si el poder de los shinigamis es más fuerte- decía la mujer mientras corría de techo en techo para llegar al portal de los humanos.

Haruna llegó al quinto escuadrón siguiendo la energía de su amiga, puesto que la sentía desde lejos. Muy para su pesar, la joven de los cabellos amarillos también sintió la presencia de aquel anciano a quien se la tenía jurada, por lo que el humor de Haruna no hizo más que empeorar. Como shinigami sabía que no tenía que dejar que sus emociones negativas influyesen en su comportamiento, por lo que decidió calmarse y enfocarse en el asunto principal, el cual muy para su pesar no tenía tan claro. Es que la verdad ella estaba tan acostumbrada a seguir las órdenes que se le daban, que pronto se le hizo muy sencillo sólo hacer lo que le dijesen sin ponerse a analizar nada, porque esa era la mentalidad que debía tener un soldado y más que todo, porque definitivamente a ella le daba pereza.

Por unos segundos pensó que quizá ella podía estar en algún tipo de reunión con ese ser que se encontraba dentro de aquel despacho, por lo que sus deseos se entrar en ese lugar se vieron mermados de una manera extraordinaria; sin embargo recordó que su amiga le había dicho que tenían que trabajar duro por aquel escuadrón, y de pronto se le hizo bastante feo dejarla sola con todo el trabajo duro, después de todo ella estaba haciendo lo que menos le gustaba hacer a Haruna. El tomar la responsabilidad que ella no quería y encargarse de todas las cosas como si ella fuese una capitana. Si Haruna lo veía bien, tenía que estarle agradecida a aquella mujer, porque le estaba facilitando toda la existencia.

-BUeno tocará entrar entonces...- Haruna se puso de pie frente a la puerta de aquel despacho y tocó dos veces para anunciar su presencia a pesar de que a esas alturas ellos dos sabrían que ella estaba ahí, y acto seguido giró el pomo de la chapa y entró al despacho sin mirar a nadie en específico.

-Lamento interrumpir, pero no sé... Me pareció que tenía que venir. Si no me necesitan entonces pueden decírmelo y yo me iré tranquilamente. Ustedes deciden.- Haruna se recostó en uno de los pilares del despacho y cruzó sus brazos esperando la respuesta de su compañera, esta vez mirándola fijamente, pues quería ver la expresión que tenía en su rostro.

-Que me diga que me vaya así tendré excusas para sencillamente dedicarme a no hacer nada... Aunque por otro lado desear eso es malo porque ella ha sido muy buena y trabajadora, no creo que yo deba hacer algo así. Pero de verdad no tengo ganas de pestar aquí; sin embargo si me voy no seré útil para nadie. Creo que lo mejor es que decida de una vez por todas que tengo que trabajar y esforzarme. Ya es hora de que me haga a la idea- La shinigami pensó todo esto y sólo se dedicó a esperar, puesto que si ella sabía algo más de su tema de obsesión lo mejor era que mostrase ganas de quedarse en ese lugar para ver si ella se lo decía. No tenía ningún sentido que ella tratase de buscar información sobre eso, sino tenía idea donde comenzar a buscar.

Con algo de pereza Haruna escuchó que su compañera le pedía que se quedase. Era natural que eso sucediera, pues ella se había quedo en el mundo humano y al final de cuentas era de escuadrón y tenía que ayudar. No había nada que ella pudiese hacer para salir de ese aprieto, tenía que esforzarse y olvidarse ya de una vez de aquellas horas muertas que disfrutaba sobre el techo de las casas del rukongai sin hacer nada. Comprendía que si seguía con su actitud negativa, pronto no habrá cosas que ver o hacer.

La joven de verdad parecía una capitana dando órdenes y eso le causaba mucha risa de verdad. Es que ver a esa joven tan seria y tan esctricta le provocaba mucha gracia sin razón alguna y todo el asunto iba bien hasta que la joven le preguntó sobre la situación de la tierra y la forma en la que actuó. Fue entonces cuando Haruna puso una expresión más seria en su rostro y escuchó con atención; poco o nada le importó la situación en la que tendría que pasar tiempo con ese viejo fastidioso al que le debía una batalla o visceversa, ella estaba ahora un poco contrariada por la forma en la que Lyana se refería a los arrancar, como si su obsesión más grande jamás hubiese existido. Ella quien amaba y se entretenía con todo lo que tenía poder no podía sentirse bien cuando alguien se mostraba un tanto excéptico en relación a la presencia de espadas y cosas como esas. Al final la joven compañera de la shinigami de cabellos rubios terminó de hablar y al fin Haruna tomó la palabra.

-Bueno no hay problemas haré la misión. La cosa aquí es... Que no podemos seguir la misión si no conocemos a nuestro enemigo, o bueno si nadie conoce nada sobre ellos, o si ustedes siguen creyendo que lo demás es un mito. El conocimiento es un arma muy poderosa y es necesario que dejen el excepticismo y comiencen a buscar en los librios aquellas cosas que pasaron por alto.- Haruna dijo esto muy seria mientras miraba hacia la ventana. Era cierto que ella no había visto todo lo que leyó en carne propia, pero al parecer el hecho de creer aquello era lo que le permitía tener un poco más de conocimiento, el cual los demás parecían descartar por pensar que era un mito, pero eso era un error, porque ese conocimiento podía darles una ventaja enorme que nadie iba a ser capaz de otorgarles; aunque no quisiera sentía que era una obligación bastante enorme que dijera lo que sabía aunque fuese tomada por loca.

-Primero. Como sabemos por la historia, de la sociedad de almas, el capitán de la división a la que pertenezaco usó una gema muy interesante, cuyo nombre se me dijo una vez mientras era estudiante no puedo volver a repetir o me arrancarán la lengua.- Era cierto, en su obsesión por el poder, la joven shinigami había leído unos libros que no le eran permitido mientras era estudiante y recibió muchos castigos por ello; sin embargo Haruna siguió leyendo más y profundizando, sólo que esa vez sin que nadie se diera cuenta, lo cual era fácil porque no había tanta gente ni tantos estudiantes en la SS que prácticamente estaba vacía. -El asunto en cuestión era que eso amplificaba el poder y tenía efectos muy particulares en los shinigamis. Aunque eso sea para ustedes un mito para mí es una verdad que con la aparición de aquella señal se corroboró.

Haruna miró a su compañera con una seriedad nunca antes vista en ella y casi sin parpadear, la mujer recordó aquel gesto de las comillas y sentenció sin pensarlo dos veces- Lyanna, los espadas eran una realidad en ese tiempo. Eran diez, por lo que pude averiguar de una vieja muy hablantina y me contó además que tenían un subordinado o dos. Por otras investigaciones e intepretaciones que pude hacer cuando estaba libre, pues los escritos son muy viejos y ahora están incompletos, parece que estos seres podían ascender de rango al comerse prácticamente a otros hollos u otros espadas más débiles que ellos.

Haruna suspiró puesto que a su mente llegó la información psíquica de que se la consideraría loca por todo lo demás que iba a decir y que ella había tenido el gusto de leer y escuchar, por lo que pensó que aquellas cosas más apasionantes acerca de esa historia, era mejor que fuesen calladas, en especial aquella acerca del dueño de una tienda que fue el capitán del escudadrón número doce. Es que si empezaba a contar todo lo que para ella sabía como verdad, seguro tendría problemas y además de todo, no iba a terminar jamás.

-¡En fin!- Haruna suspiró y siguió diciendo- Según entendí, los arrancar aparecen en el mundo humano haciendo uso de una especie de portal al que llaman garganta, así que no sé hasta qúe punto sea bueno que estemos atrapados en la gigai cuando se abra una de ellas, pero confío en que nuestraba velocidad sea lo suficentemente buena como para poder poner orden. Aunque si me lo preguntan, si el causasnte de tal desastre fuese un espada, no llegaríamos a timpo y probablemente terminaríamos casi como esos humanos muertos, pero bueno eso no es lo importante ya, porque si sigo diciendo esto lo más probable es que ustedes me tilden de loca, si es que no lo han hecho ya.- La shinigami del quinto escuadrón miró a todos los presentes y tomó aire, puesto que ahora sí iba a decir lo que vio en el mundo humano, y con esto terminaría de hacer que sus compañeros pensaran que ella se había deschabetado por completo, pero ya nada podía hacer. Era la primera vez que lo que había leído, investigado e interpretado a travéz de historias habladas y dibujos iba a servirle de algo.

-Bueno después que me dajaste en ese lugar, una quincy, o eso me pareció me trajo unas almas y me vi en la obligación de hacer el entierro. Como verán esa mujer podía sentir mi presencia y observarme con claridad, así mismo también afirmó haber visto al causante de tal desastre mientras huía. No me dio detalles interesantes acerca del mismo, pero lo que yo vi en el árbol y el montón de tierra negra que había detrás del mismo como trazando un camino, me hizo recordar lo que contó un anciano bastante respetable hace tiempo. Algo que me hizo saber que efectivamente era un arrancar el causante de todo. El rango no parecía ser tan alto, puesto que con un ataque así un espada no hubiese acabado sólo con el árbol, sino con todo el hospital en cuestíon de segundos. Podrán llamarme loca, pero yo creo lo que leí y lo que me dijeron los viejos mientras era joven... Ese poder sólo puede tener dos opciones. O era una bala, que no sé qué es porque los viejos solo la mencionaron y en los escritos no se la describe, o era lo que ellos llaman un cero. Algo que sale escrito en la historia antigua, y apenas si es descrito en algunos fragmentos de viejos libros que una vez se me mandó a transcribir. - Haruna consideró que ya había hablado sufiente y que ahora ya sería la loca del quinto escuadrón, por lo que ya decidó parar. Ya no importaba, después de todo en cada escuadrón siempre había un loco ¿no era cierto? Además a final de cuentas, las cosas seguirían bien hasta que ella no hablase de esa leyenda llamada vizard o Ryoka, sino definitivamente sería encarcelada en un sanatorio del cuarto escuadrón, principalmente porque ella si puediese permitiría que se hiciera tal experimento en ella para poder ser una de ellos, con ese poder tan ilimitado, aunque le tocase como a esos otros capitanes huir para no ser destruída.

-Bueno eso fue lo que vi y ese es mi informe. Entiendo si no me lo quieren creer, y si ya no hay nada más que pueda decirles entonces espero mi autorización para retirarme.

Haruna se preocupó un poco al saber que su amiga tendría que ir a ese lugar sola. La verdad era que en un caso como ese ella podría dejar su pereza para siempre y sencillamente ayudarla en aquella labor contra ese arrancar al que tanto deseaba ver, pero sabía que en la cámara de los cuarenta y seis no había excusas para nadie y mucho menos perdón, por lo que entedía que sólo por esa vez ella tendría que hacer caso a lo que se le mandaba aunque tuviese que aguantar a ese viejo asqueroso que no soportaba.

-Lyanna ten cuidado. Espero poder verte otra vez luego de terminar mi tortura, digo mi misión en el mundo humano.- Una vez dicho esto la chica de los cabellos rubios miró a aquel shinigami que tenía que cuidar la ss y pensó en decirle alguna cosa de esas que dicen los compañeros para animarse los unos a los otros, pero como hasta eso le daba pereza, sencillamente decidió no decir nada e ignorar lo que decía el viejo tarareando una canción muy despacio. Entendía que las cosas a partir de ese momento no eran un juego por lo que una vez que el viejo se hubo marchado de ese lugar, la mujer de los cabellos largos caminó con lentitud hacia la puerta y con todo el desgano del mundo salió de la habitación e hizo un shumpo para ir al escuadrón donde estaría si gigai; le molestaba tanto que tuviese que hacer esa misión con ese hombre tan odioso, que la idea de ir a enfrentar sola a un arrancar le parecía bastante atractiva, y hasta cierto punto tenía envidia de que su amiga sí tuvies algo interesante qué hacer, aunque fuese por demás trabajoso y elaborado.