Ulquiorra vs Agatha

-Ohmm… que lindo lugar, amm muy soleado, muy vivo, interesante, tal vez sea mi día de suerte y hasta haya algo de lo cual pueda yo alimentarme… ¡Ah! Ahora no me arrepiento de a ver venido hasta aquí, sin saber su nombre, sólo caía por mera coincidencia… ¡Genial!

Dije en son de susurro mientras me daba paso por aquella linda ciudad, lo cierto era que no le conocía ni siquiera el nombre. Había caído ahí, se podía decir por coincidencias o azares del destino, pero la realidad era otra; un extraño reiatsu se desperdigaba por doquier, generando una extraña sensación, sin duda eso había sido generado por uno de mis especie, tal vez de mayo rango, pero al final de cuentas compañeros.

Alzando a mirada divisaba el extraño hueco que remolinaba las nubes del cielo azul. Apena divisaba aquel fenómeno majestuoso, corrí emocionada, Por fin uno de los míos, uno que me ayudaría a distraerme, antes de regresar al mundo a donde sumergida estaba entre las arenosas tinieblas.

En verdad sí que corría demasiado rápido, pues en cuestiones de minutos había recorrido una enorme avenida, hasta que encontraba frente a mí, no muy lejos, la silueta grisácea de lo que parecía ser un hombre. Aquel ser expedía un aura pesada y fuera de lo normal, que caracterizaba a un humano, por lo que mi búsqueda por fin había culminado. Tragando saliva. Sonreí y musité:

-Hola, buenas tardes ¿Cómo estás compañero?

Jumm…

Refunfuñé al ver como aquel muchacho de semblante extraño y mirada triste ni siquiera se movía para eludir mi ataque. Era claro que se burlaba de mí y mi forma de combatir con esa maldita acción despreocupada. Me pasé de largo con la manifestación del ataque, quedando detrás de él. En total silencio y aguantando que no explotara mi mal humor, escuché lo que me decía, a lo que con una media sonrisa y bufando contesté:

-Jam… que alzado eres, vale, vale… esto ya me hizo enojar; si eso es lo que quieres que comience un verdadero juego, jummm uno que quiere charlar y salen con sus estados ogros… pues a la mierda, no seré linda…

Guardé silencio pues de inmediato aquel me atacaba con su espada, yo sonriéndome de manera burlona lo único que hice fue evitar su hoja con mi espada de huesos, sin siquiera moverme del lugar donde permanecía inerte.

Troné mi cuello y de inmediato me di media vuelta. Sin siquiera parpadear recorría la silueta trasera de aquel muchacho. Apretando con fuerza el mango de mi espada comencé a caminar hacia el frente ignorando a aquel joven. Contando veinte paso de distancia me di media vuelta y sonriéndome de manera burlona de inmediato me lancé en contra de aquel, blandiendo mi espada de la cual escurría un poco de mi sangre, pues aquel plasma lo emplearía en dicho ataque ofensivo.